La Diputación Foral de Álava, entidad socia del proyecto AQUILA a-LIFE, junto con la compañía eléctrica I-DE Redes Eléctricas Inteligentes (Grupo Iberdrola), ha llevado a cabo un espectacular trabajo para conseguir que las águila de Bonelli que liberamos en las zonas donde actuamos rechacen el uso de los apoyos eléctricos y dejen de morir electrocutados. Los resultados de esta acción pueden ser replicados en otros entornos, especies y proyectos.
La experiencia de “aprendizaje aversivo” en los pollos de águila de Bonelli es una de las acciones previstas en el proyecto AQUILA a-LIFE. Los resultados que ahora presentamos confirman que hemos logrado "enseñar" a las águilas reintroducidas conductas de rechazo activo hacia los apoyos de los tendidos eléctricos de distribución y, especialmente, hacia las tipologías que puedan resultarles más peligrosas durante su vida: las más abundantes y las que provocan mayor número de electrocuciones entre sus congéneres.
La conclusión es contundente: la "impronta aversiva" en la que se basa esta acción ha demostrado ser un método eficaz para reducir el uso de los apoyos en las primeras fases de la dispersión juvenil del águila de Bonelli, haciendo disminuir la mortalidad por electrocución, que es la principal causa no natural de muertes de la especie.
Una característica fundamental del problema de la electrocución es que las águilas "no aprenden". Se estima que el 95% de las descargas eléctricas sufridas en los apoyos de los tendidos eléctricos provocan la muerte instantánea de las aves. Además, una elevada proporción de los ejemplares electrocutados y recogidos vivos mueren en los centros de recuperación de fauna por las hemorragias internas causadas por las descargas de tensiones superiores a los 10.000 voltios. El resultado es que, a diferencia de muchas otras causas de mortalidad (como colisión, persecución, ahogamiento y depredación por otras rapaces mayores), las águilas de Bonelli no tienen oportunidad de "aprender" a identificar los apoyos como lugares peligrosos para su integridad.
¿Cómo se ha hecho?
El método consiste en la colocación de apoyos de varias tipologías peligrosas, no conectados a la red eléctrica, pero dotados de un pastor eléctrico (abastecido por energía solar) en su parte superior, de manera que las aves, al posarse reciben una pequeña descarga aversiva, pero no mortal. La experiencia se llevó a cabo en la Rioja Alavesa, en las inmediaciones de un hacking utilizado como recinto de pre-suelta para las águilas de Bonelli que se han liberado en territorio alavés. Podemos subrayar que ha quedado demostrado que los pollos expuestos a la experiencia piloto no han usado apoyos eléctricos durante más de un año, mientras que los “no improntados” los han utilizado en un periodo de media de 31,5 días (entre 3 y 91 días).
Para conocer todos los detalles, está disponible para descarga el informe completo que los biólogos Paz Azkona y Carmelo Fernández, responsables técnicos del trabajo, han realizado para la Diputación Foral de Álava:
También se ofrece una presentación en PDF que estos investigadores prepararon con vistas al Congreso de fin de proyecto de AQUILA a-LIFE, celebrado el 21 y 22 del pasado septiembre en el Hospital de Fauna Salvaje de GREFA (Majadahonda, Madrid).
Las sesiones del congreso están disponibles en el canal de Youtube de GREFA. Para aquellos interesados en escuchar la intervención de Carmelo Fernández sobre la acción que nos ocupa, pueden hacerlo en el siguiente vídeo, entre los minutos 48:00 y 1:21:00.
Para más información sobre esta acción, se puede contactar con el siguiente correo electrónico:
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Posibilidades para la replicación
Esta acción experimental podría utilizarse en otros proyectos similares, como los programas de reintroducción o reforzamiento poblacional de otras especies, así como en los centros de recuperación de fauna salvaje y, en general, en los programas cada vez más numerosos e importantes que impliquen un manejo activo sobre aves amenazadas susceptibles de sufrir accidentes por electrocución. También podría replicarse con éxito entre aves en libertad, instalándose los apoyos del sistema aversivo cerca de dormideros comunales (de milano real y alimoche, por ejemplo) y zonas de concentración de rapaces necrófagas, como basureros y muladares.
Esta acción piloto no puede, ni lo pretende, ser la solución definitiva a la electrocución de aves rapaces en las instalaciones eléctricas. La subsanación de este problema debe provenir de la aplicación y perfeccionamiento de las actuales normativas electrotécnicas para la protección de la avifauna, de la progresiva corrección de apoyos peligrosos, del desarrollo de nuevos materiales anti-electrocución y del diseño de nuevos tendidos con formatos no peligrosos. Todo lo cual deberá venir inducido, a su vez, por una mayor concienciación e implicación de las empresas eléctricas distribuidoras, de la administración y del conjunto de la sociedad.
Más sobre AQUILA a-LIFE
El proyecto AQUILA a-LIFE (LIFE16 NAT/ES/000235), financiado por la Unión Europea, ha contribuido a aumentar la extensión de la presencia del águila de Bonelli en el Mediterráneo occidental y a invertir su tendencia poblacional regresiva. Para ello se ha llevado a cabo la liberación de ejemplares en España e Italia (Cerdeña) y se han abordado las principales amenazas actuales para el águila de Bonelli, con especial dedicación a prevenir y reducir las electrocuciones.
El proyecto AQUILA a-LIFE, que ha estado operativo desde octubre de 2017 hasta septiembre de 2022, ha estado coordinado por GREFA y también han participado como socios la Diputación Foral de Álava, la Fundació Natura Parc (Mallorca), Gestión Ambiental de Navarra-Gobierno de Navarra, ISPRA (Italia) y LPO/BirdLife (Francia). Ha dado su apoyo la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.