Entre las novedades, la Diputación pondrá en marcha una experiencia piloto para enseñar a los pollos conductas de rechazo a los tendidos eléctricos, que suponen una de sus mayores amenazas Los proyectos a ejecutar en Álava tienen un presupuesto de 627.201 euros, cuyo 76% aportará la Comisión Europea y el resto la Diputación Foral de Álava.
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El Consejo de Gobierno ha dado luz verde al convenio para ejecutar el proyecto europeo LIFE Aquila que busca conservar y mejorar la presencia del águila Bonelli, en un trabajo conjunto entre la Diputación Foral de Álava y la asociación GREFA de Madrid (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Silvestre y su Hábitat), con la participación también de socios de Navarra, Islas Baleares, Francia e Italia.
En concreto, la Comisión Europea subvencionará acciones por casi 5 millones de euros entre todos los territorios que participan en el proyecto medioambiental. La Diputación Foral gestionará 627.201 euros para acciones a llevar a cabo en Álava (477.852 euros los aportará directamente Europa y el resto la propia Diputación alavesa).
Es la continuación de un proyecto anterior mediante el cual se han introducido varios pollos de águila Bonelli en Álava. El nuevo proyecto incluye varias novedades, tales como nuevos métodos de liberación de pollos más eficaces, o un proyecto piloto para enseñar a los ejemplares jóvenes actitudes de rechazo a los tendidos eléctricos. No en vano, la electrocución es una de las principales amenazas para el águila Bonelli. Asimismo, se experimentarán nuevos métodos de cultivo de viña en espaldera no dañinos para las aves.
Además, el proyecto prevé la suelta continuada de varios pollos al año de águila Bonelli en Álava. Se trata de una especie amenazada y prioritaria en Europa, y de especial importancia en Álava por ser la frontera de su distribución geográfica septentrional en el territorio europeo. En concreto, sólo en la Península Ibérica vive más del 80% de toda la población europea de águila Bonelli. Sus principales
amenazas, además de los tendidos eléctricos, son el deterioro y la modificación de sus hábitats. En algo menos de tres generaciones, su declive ha superado el 75%. Por ello, desde hace años se han empezado a tomar medidas activas de conservación, que se trabajan de forma conjunta con todas las comunidades autónomas y el resto de países europeos que aún conservan ejemplares de águila Bonelli.